Más recetas en mi maleta…

02. buffet SeychellesMi reciente estancia en el archipiélago de las Seychelles como consultor para un prestigioso 5* me trae recuerdos de cuando viajaba y era todavía un joven cocinero que colocaba los cuchillos en las cocinas de todo el mundo.

Hay que reconocer que poder trabajar en las cuatro esquinas del mundo es uno de los puntos fuertes de esta profesión. ¿No es la cocina en sí misma un lenguaje universal?

Tengo un profundo respeto por los Chefs que un día y siguiendo su carrera, optaron por dejar amigos y familiares para experimentar cosas nuevas en la vida y que desde entonces ¡solo se les ve el pelo por Skype e Internet!

En general, dirigen las cocinas de grandes hoteles internacionales y deben satisfacer todos los días, en condiciones difíciles, a clientes cada vez más exigentes. De hecho, los desayunos que se ofrecen en dichos establecimientos deben satisfacer con ingenio tanto a turistas japoneses como al hombre de negocios de Nueva York. Los diferentes buffets temáticos, en este sentido, pueden transportaros durante vuestra estancia en el hotel de Italia a China pasando por Oriente Medio.
Estos Chefs suelen rodearse de otros cocineros de diferentes nacionalidades para compensar sus propias lagunas de conocimiento legítimas.

En las Seychelles, el buffet criollo servido en el restaurante principal era para mí, lo reconozco, un verdadero dilema. ¡¿Cómo formar en cocina criolla a un personal local que mastica guindillas picantes como si picara zanahorias crudas?! (Sí, ya sabéis, ¡esos pequeños pimientos rojos que hacen que te arrepientas de no haber elegido otro plato de la carta!).

Mi estrategia fue simple… solo OBSERVAR. Es decir, rectificar las técnicas de preparación sin modificar las recetas en sí mismas. (Bueno, de acuerdo, un poco las maneras de condimentar sí).
Transformamos atún, que llegaba por cientos de kilos, para prepararlo crudo y cocido, simplemente marinado en curries aromáticos. En la plataforma de descarga, aguacates de un tamaño desmesurado se mezclaban con papayas verdes y cocos frescos, que saciarían después a los clientes en sus hamacas.

Pasaron las semanas y los buffets se embellecían, eran más apetecibles.
Los nuevos comentarios que dejaban los clientes inclinaban la balanza a mi favor… Mi misión fue un éxito.

Así que he regresado a Barcelona y en mi cabeza continúa esta nube de perfumes exóticos, y mi cuaderno de notas está lleno de recetas locales que compartiré con vosotros muy pronto en este blog.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *